Vivir lo imaginado

Dejar de imaginar

En Febrero de 2007 escribí:

DEJAR DE IMAGINAR

Al final de mis días
si la muerte no me aborda por sorpresa
construiré mi última obsesión de reproches
por no haber vivido las vidas imaginadas.

En esa certeza
y aún en la conciencia joven de la vida eterna
quisiera, ya no vivir lo imaginado
mas dejar de imaginar.

Algo más de once años después, no he logrado dejar de imaginar. Me he hecho mayor, he perdido ‘la conciencia joven de la vida eterna’ y ahora me persigue otro miedo: el de morir sin haber intentado vivir esas vidas imaginadas.

Así pues, llegó el momento, no espero más: hago recuento de mis sueños. y me voy a Mi Mongolia.

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