Vivir lo imaginado

Los días malos

No sé cómo llegan ni por qué, no los veo venir, pero llegan: son los días malos. Esos en los que me pregunto qué mierda hago aquí, aislada, alejada de mis afectos. Miro a mi alrededor y no me interesa el paisaje. No me interesa nada. Miro en mi interior y solo encuentro reproches. ¿Por qué tengo que renunciar a mi vida cómoda? ¿Para buscar qué, joder? Quiero poder ducharme cuando me plazca, meterme bajo el agua caliente aquí y ahora; quiero no tener que pensar dónde lavar la ropa o dónde comprar un pan. Joder, ¿por qué coño no estoy en mi casa? Quiero bajar a tomarme un café, a charlar con alguien… joder, ¿qué hago aquí, sola?

Lo escupo todo, dejo que pase la rabia, paseo largo rato con Tom, pienso en Alice Koller y ya, ya sé qué hago aquí: busco la primera estación de la soledad. Estoy aquí para poder gritar “joder”, para definir mis fronteras, para olvidarme de la culpa, para pararme a pensar qué hago aquí.

And here is why being away from everything and everyone familiar is the geography of the first station: familiar people and circumstances cushion you, make it easier to keep on pretending that you have no purchase on the matters you are trying (to tell yourself) to learn the truth about. So don’t look for anyone to hold your hand during the unbinding. And don’t expect anyone at all to applaud when you’ve done.

The Stations of Solitude. Alice Koller.

 

Newsletter

Subscríbete a VIVIR LO IMAGINADO y recibirás todas las novedades en tu correo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *