Diario, Vivir lo imaginado

Deambulo luego pienso

Llegan los primeros atisbos de silencio. Ese que tanto he buscado y que ahora me confunde. El Whatsup se va apagando muy poco a poco. Los mensajes ya no llegan con la misma insistencia, y los que llegan… da pereza responder a dónde estás, a dónde vas, qué haces… No porque las preguntas sean impertinentes sino porque  aún no he encontrado la manera de explicar que no sé qué hago, que no sé a donde voy.

Me muevo a saltos. Señalo un punto no muy lejano en el mapa y conduzco hacia él. Muchos días no sé si encontraré una ciudad, un pueblo, o cuatro casas en medio de la nada. Si estoy a gusto me quedo, si no, vuelvo a la carretera.

Llegué a Carbonne y, agotada por tanto jadeo de Tom en mi oreja, quise dormir donde mismo caí, junto a la plaza, con vistas al río Garonne. No lo hice, temo que alguien se acerque durante la noche no a matarme sino a tirarme de la oreja: “oiga, aquí no se puede pernoctar”.

Odio que me señalen en falta…  Quizá por eso dolió tanto la multa: “Su coche ha sido detectado circulando a 57km/h por una vía de 50. Pague 90€.” Firmado: el gobierno francés. ¡Pero si yo voy despaaaaaaciooo despaaaaaacioooo, todo el mundo me adelanta! -me revuelvo con rabia. Y al día siguiente…. Quizá me despisté. Tanta carretera secundaria, tanta limitación a 50 km/h, sí, quizá me despisté, pero yo no hago las cosas mal. Quizá me despisté. 90€ menos en mi cuenta, un tanque, 700 km menos para deambular.

Me siento a escribir y pongo la cuenta atrás. Pluma en mano, 25 minutos por delante, escribir de lo que sea y como sea pero sin parar. Me meto presión, prisa… que no se me pasen las horas lamentando que se vayan.

Llego a Albí. Siento que el viaje aún no ha comenzado. Desde casa me hacen llegar que me sienten lejos… Yo me siento tan tan cerca, que me pregunto qué ha de ocurrir para poder observar mi vida desde la distancia. ¿Cuánto tiempo ha de pasar? ¿Es siquiera cuestión de tiempo? Un mes después, nada echo de menos que no echara ya de menos desde mucho antes partir: un alma con la que compartir la nada, un cuerpo contra el que rozarme.

Albí. Francia.

Leo a Natalie Goldberg. Dice algo así como… “hice lo que hice porque me sentí seducida por la atención” ¿Y quién no, Natalie? ¿Quién no se deja seducir por la atención? Buscamos a quien nos atienda, a quien tenga el interés de mirar más allá de la primera capa, esa casi siempre de aspecto tan insolente. Es para eso que cultivamos las redes sociales, ¿no? No, en la redes sociales nos quedamos en la insolencia. Lástima.

Albí. Francia.

 

I was driven to write books in order to find my lost voice, to be seen by people who could not see me. (…)

I thought they would see into my true heart.

Natalie Goldberg. The great spring.

Newsletter

Subscríbete a VIVIR LO IMAGINADO y recibirás todas las novedades en tu correo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *