Demonios

Paso los días escuchando el diálogo entre los dos demonios que habitan en mí. No son un angelito y un diablo, no, son dos demonios; cada uno por su lado, juntos, hacen de mi vida una guerra de las de antes, espada en mano, cuerpo a cuerpo.

El demonio del hombro derecho se llama quien quisiera ser (QQS), el del hombro izquierdo quien soy (QS). Quien quisiera ser es de más carácter, se deja ver primero que nadie y se empeña en ganar todas las batallas. Quien soy, sin embargo, está siempre agazapado, duda de todo y se traiciona con frecuencia.

QQS insiste en dormir en cualquier lugar apartado. QS prefiere la comodidad de un camping, ducharse, fregar los platos con agua caliente, evitar la preocupación de que alquien llegue a media noche para decir “oiga, aquí no se puede acampar”.

QQS quiere pasar el invierno en casas ajenas, trabajar a cambio de alojamiento y comida. Cada día hace un repaso a las ofertas de Workaway. QS prefiere estar solo, refugiarse en el silencio de la furgoneta. Se resiste a las conversaciones de sobremesa, a guardar las formas, a tener que comportarse.

QQS nos lleva a las oficinas de turismo, recoge mil y un folletos de actividades imprescindibles, se empeña en comprar la Lonely Planet… Y luego se enfada cuando no conseguimos leer más allá del primer párrafo.

QS le deja hacer, mira a izquierda y a derecha, se revuelve incómodo en su hombro, pero no dice nada. Quizá tenga razón -se justifica- quizá haya que ir a los lugares señalados. En el fondo, prefiere seguir a QQS que tener que volver a explicar que no tiene interés en los “lugares de interés”. Se avergüenza.

Entre QQS y QS media un cuerpo, herido. Las espadas van dejando marcas. Nadie sale indemne de una guerra sin cuartel. Y esta guerra, QQS vs QS, dura ya 42 años. Amenaza con matarme.

pd. Justo después de escribir este texto me tropecé con el libro de J.J. Millás. Lo qué sé de los hombrecillos. Él explica mucho mejor esta cosa de los demonios. Bendito aquel que sepa librarse de ellos. ¡Salud!